Observatorio Ciudadano de Movilidad de Querétaro advierte que se necesita reestructurar el sistema hidráulico del Centro Histórico, por su orografía
Las inundaciones en el Centro Histórico de Querétaro no han sido abordadas de manera efectiva durante al menos tres décadas, según refirió Sergio Olvera León, vocero del Observatorio Ciudadano de Movilidad de Querétaro. Señaló que las recientes lluvias han puesto en evidencia que la movilidad de peatones, ciclistas y usuarios del transporte sigue siendo un tema relegado en la ciudad.
Olvera León subrayó que las condiciones actuales de las vialidades no son adecuadas para enfrentar las lluvias, lo que genera riesgos para quienes se desplazan a pie o en bicicleta, pues es peligroso caminar en una inundación en la que no puedes ver los objetos que hay bajo el agua.
“Las inundaciones son un peligro para las personas que caminan y para los ciclistas. La ciudad no está diseñada para enfrentar estas situaciones, y siempre se presentan problemas. Las calles del Centro Histórico, al inundarse, ocultan baches y otras irregularidades que pueden provocar caídas y accidentes, especialmente por la noche”, señala Olvera.
Olvera León destacó que la orografía del terreno, más que la basura obstruyendo las alcantarillas, es la principal causa de las inundaciones. Sin embargo, recordó también que no es una problemática nueva pues, en la historia de Querétaro las inundaciones han sido recurrentes, con eventos significativos en la década de 1920, los años 80 también y más reciente a principios de los 2000.
“El Centro Histórico está en una especie de cazuela, donde el agua se acumula sin una salida adecuada. Esto, combinado con la deforestación y la urbanización creciente, agrava el problema.
“La ciudad no estaba tan urbanizada como ahora, pero las inundaciones ya eran un problema. Hoy en día, con el nivel de urbanización, las consecuencias pueden ser mucho más graves”, advirtió Olvera León.
El académico también señaló que las condiciones del subsuelo podrían estar contribuyendo a estos problemas, pero instó a los ciclistas y peatones a tomar precauciones adicionales en caso de que tengan que viajar en medio de una inundación como la que se vivió el 6 de junio, cuando colapsó el tránsito -de coches, peatones, autobuses y motocicletas- en el primer cuadro del Centro Histórico.
“El suelo se comporta como una esponja: se hincha con agua y se contrae cuando se seca. Esto puede causar hundimientos y baches, complicando aún más la movilidad. Es fundamental mantener el tronco (la zona del pecho y el estómago) caliente y utilizar luces para ser visibles en días nublados o con lluvia. Conocemos los baches habituales, pero las lluvias pueden crear nuevos riesgos”, recomendó.
En ese sentido, para el académico la política de movilidad debe ir también de la mano con la estructuración de un sistema hidráulico que permita la movilidad de las personas aunque llueva y que evite que el nivel del agua incremente a tal grado que impida que la gente pueda desplazarse.
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