Explora cómo se puede generar energía limpia mediante tecnologías innovadoras que aprovechan el potencial del carbón, transformando un recurso tradicional en una fuente renovable y sostenible de energía para el futuro.
n su calidad de combustible fósil, el carbón mineral es una importante fuente de energía no renovable y a la vez, una gran fuente de contaminación, al liberar dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero que mucho contribuyen al calentamiento global, dañando la salud humana. Para no ir más lejos, de acuerdo con la Comisión para la Cooperación Ambiental (integrada por Canadá, Estados Unidos y México), en nuestro país, las tres centrales que utilizan carbón para generar electricidad son causantes, en gran medida, de la lluvia ácida y la mala calidad del aire en todo el territorio nacional.
Esas centrales se localizan en la denominada región carbonífera, en el estado de Coahuila, donde se concentra el 98% de la producción nacional de carbón y la generación de electricidad a partir de este combustible. Por tanto, la minería del carbón, que se ha desarrollado en la entidad a lo largo de más de 200 años, es una de sus principales actividades económicas y fuente de ingresos para más de 160,000 coahuilenses, al proporcionar alrededor de 6,500 empleos. En cuanto al valor total de la industria del carbón, aproximadamente, el 50% corresponde a las ventas destinadas a la generación de electricidad y alrededor del 50% restante equivale, sobre todo, a la venta para la producción de carbón metalúrgico (coque, utilizado en la fabricación de acero), así como a la industria petroquímica y otros consumos.
Tocante a las reservas de carbón mineral en México, se estiman en algo más de 1,380 millones de toneladas, pero debido al ritmo de extracción, la vetas para la obtención del mineral se hallan cada vez a mayor profundidad, por lo que son de mejor calidad y alto poder calorífico, pudiendo aprovecharse preferentemente en actividades más productivas que la simple quema para la generación de electricidad.
Ante esta situación, que combina el factor económico y una problemática medioambiental, especialistas del laboratorio de conversión de energía del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) en Saltillo, Coahuila, trabajan en propuestas para modificar el carbón mineral, a fin de potencializar sus propiedades, aprovechándolas en sistemas electroquímicos para la generación y almacenamiento de energía limpia.
Al respecto, la doctora Ivonne Liliana Alonso Lemus, investigadora de este centro, perteneciente al Instituto Politécnico Nacional, explica que “las modificaciones que hacemos tienen como prioridad ser de bajo impacto ambiental, escalables y de poco consumo de energía, lo cual permitirá reducir la huella de carbono derivado de los procesos. Hemos evaluado el carbón mineral modificado, como electrodo de celdas de combustible o en baterías de nueva generación, y los resultados preliminares indican que el carbón mineral tiene potencial para ser usado en estas aplicaciones sustentables”. De esta manera, la propuesta del grupo de trabajo del laboratorio consiste en desarrollar soluciones tecnológicas enfocadas en reducir progresivamente el consumo de carbón para la generación de electricidad, ello sin afectar a la economía de las comunidades locales que dependen de la extracción de este mineral. Al mismo tiempo, se pretende contribuir a la transición hacia las energías limpias generadas a partir del uso de carbón como materia prima, reduciendo en ello su mera quema con efectos contaminantes.
En ese sentido, a decir de la doctora Alonso Lemus, “sí se puede producir energía limpia a partir de un combustible fósil, una opción es la de aprovechar este abundante recurso como materia prima en la fabricación de electrodos de baterías y en tecnologías del hidrógeno”. Así pues, “las tecnologías del hidrógeno y las baterías recargables de ion, litio o sodio se proyectan como dos de las alternativas tecnológicas más viables para proveer energía limpia y sustentable en los sistemas de transporte y abastecimiento de electricidad, actividades reconocidas como dos de las que más emisiones de gases de efecto invernadero generan”, concluye la experta en ciencias de los materiales del Cinvestav.
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