Hace unos 100 mil años, se produjo una glaciación. En Asia, una región donde abundaban corrientes de frío entre las cordilleras, las especies debían sobrevivir adaptándose a los cambios.
Entre los animales que buscaban sobrevivir estaban los lobos, los cuales no sentían estrés, a diferencia de otras especies, por la cercanía con el ser humano y aprovechaban su territorio de diversas maneras, explicó Raúl Valadez Azúa, del Instituto de Investigaciones Antropológicas. Por ejemplo, para alimentarse, revisaban la basura que dejaba el hombre, una opción no disponible para otras especies. Además, se acercaban a las cuevas habitadas por humanos para aprovechar el calor del fuego y protegerse de otros animales que no toleraban la presencia humana.
Con el paso del tiempo, y a medida que las siguientes generaciones se acercaban más a los humanos, los lobos buscaron sobrevivir acercándose a ellos, añadió el académico universitario. Durante miles de años, la adaptación de los lobos al modo de vida humano les causó menos adrenalina y estrés.
Los primeros perros
Al principio, el hombre no era consciente de este acerciamiento de los lobos, a los que veía como enemigos, pero se beneficiaban de su cercanía para mantener su territorio bajo control, pues si se acercaba otra especie, el lobo la ahuyentaba.
Los lobos tampoco estaban conscientes de este proceso hasta que este estuvo muy avanzado. Mientras tanto, su morfología cambió debido a que los procesos hormonales afectaban su constitución física. Por esta razón, hace 33 mil 500 años aparecieron los primeros perros (en toda la extensión de la palabra) en lo que hoy es el sur de Rusia. “Las pruebas genéticas así lo demuestran”.
Sin embargo, eran perros que todavía no formaban parte de los grupos humanos, aunque estaban bien adaptados para vivir a su alrededor. “Eran como perros sin dueño”.
La evolución
Esos primeros perros eran menos corpulentos que los lobos, con el rostro más corto, una dentadura y morfología física más parecida a la de los perros actuales, a diferencia de los lobos grises de esa época.
Posiblemente su coloración también cambió (esto no se sabe con certeza porque son fósiles), pero existen otras evidencias, como los estudios realizados en la segunda mitad del siglo XX con la selección artificial de las zorras rojas de Siberia.
Este estudio consistió en buscar poblaciones de zorras rojas en Siberia que fueran manejables para la industria peletera, y lograron que estas fueran muy dóciles.
Después de aproximadamente 30 años, pudieron crear zorras amigables que veían a las personas, alzaban la cola y querían jugar, como si fueran perros. Pero, a diferencia de sus ancestros, estas zorras resultaron con el rostro más corto, la cola menos poblada, orejas caídas y colores variados blancos o manchados.
Dicho estudio permitió entender que un cánido, como un lobo, puede experimentar todos los cambios hormonales necesarios para involucrarse y tener mayor tolerancia a la presencia humana, y menos estrés.
Por lo tanto, los detalles de estos fósiles permitieron encajar perfectamente en la idea de que su adaptación al espacio humano derivó en esos cambios físicos.
Un territorio compartido
A medida que los lobos evolucionaban hacia los perros, su territorio, en el que obtenían alimento y refugio, se empalmaba cada vez más con el de los humanos, hasta que llegó un momento en el que fue el mismo.
Por lo tanto, si se acercaban tigres, osos o cualquier otro animal, los perros los rechazaban y protegían el territorio. A medida que el humano tomó conciencia de esta situación, valoró a los perros porque lo ayudaban de muchas maneras.
Permitieron que trabajaran juntos para proteger su territorio y así estar a salvo de los enemigos, sobre todo en tiempos más difíciles, cuando había hielo. Esto favoreció una interacción más profunda.
El perro considerado como familia
Aunque los perros se sentían libres, seguramente interactuaban con los humanos, quienes podían acceder a las camadas y desde ese momento, los cachorros les perdían el miedo natural.
Los humanos podían elegir a los perros que eran más dóciles y rechazar a los que no les interesaba interactuar con ellos. Desde ese momento, hubo un proceso de selección artificial.
Como resultado de esa interacción con el hombre durante miles de años, los perros pudieron convivir dentro del hogar humano, incluso con los bebés o niños, sin intentar devorarlos, sino más bien protegerlos. Sin duda, fue un momento fundamental en la historia de la interacción perro-hombre.
Entonces, los humanos tuvieron conciencia de los beneficios que les podían aportar los perros. Hace unos 16 mil años, aparecieron en América los primeros entierros de humanos junto con perros. “Esto habla de una interacción tan profunda que las personas veían a los perros como sus pares”.
Actualmente, el humano considera al perro como un compañero, un amigo leal que lo va a proteger en caso de peligro.
Ideas destacadas
- Adaptación de los lobos al entorno humano durante la última glaciación.
- Evolución de los lobos hacia los primeros perros.
- Cambios físicos y de comportamiento en los cánidos debido a la interacción con los humanos.
- El rol de los perros en la protección y supervivencia humana.
- Consideración de los perros como parte de la familia humana.
“nota de unamgloba”