La última tormenta solar en nuestro planeta fue apenas el 31 de diciembre de 2023: de esta, se desprendió una llamarada solar de categoría X5 con considerable cantidad de masa coronal eyectada: es decir, nubes de plasma y campo magnético. Las categorías de las tormentas solares incluyen en su escala la letra X de acuerdo a su brillo comparado con los rayos X y por lo tanto, incluyen niveles de radiación.
A pesar de que ocurrió dicha tormenta solar, y que estamos a punto de experimentar otro pico de actividad solar como en 2013: para que se vean afectadas las telecomunicaciones de nuestro planeta, varios factores deben tener lugar, como por ejemplo el ángulo en el que dichas eyecciones de masa coronar impactan los polos de nuestro planeta. Un ejemplo contundente de que no siempre esta actividad implica daños o afectaciones a las telecomunicaciones son las auroras boreales: ocurren todo el tiempo, y son un fenómeno en el que las partículas solares chocan con los gases de nuestra atmósfera.
Volviendo al caso particular de la inversión de los polos magnéticos de nuestro sol: este fenómeno viene estudiándose desde 1976 por la NASA, a pesar de ello, seguimos aprendiendo y estamos muy limitados en conocimiento al respecto. Y es que solo podemos predecir que este fenómeno está por ocurrir, pero nuestros pronósticos abarcan periodos de meses. Y difícilmente acertamos cuando se encuentra el máximo de actividad solar.
Por ahora, solo podemos predecir que las auroras boreales se podrán observar con mayor intensidad: y conforme ocurran las llamaradas solares en la inversión de los polos del sol, conoceremos su alcance y por lo tanto si afecta nuestras telecomunicaciones.